Se trata de un fenómeno común a muchos centros históricos de Latinoamérica, lo llaman COMERCIO INFORMAL, y congrega a miles de comerciantes “ilegales”, 25.000 en el caso del CHSS (Centro Histórico de San Salvador). Colapsan el centro impidiendo el tráfico rodado y el acceso a la policía.
Héctor Silva, ex alcalde de San Salvador lo califica de “…desordenado, feo, sucio e inseguro” y cita como causas la crisis y las malas políticas municipales y centrales, que manifiestan poco interés por solucionar el problema.
Esta tradición de ventas en la calle está arraigada en algunos países desde la época precolombina en los llamados “tiangues”, ocupando lugares públicos en determinados días.
Según FUNDASAL (Fundación Salvadoreña de desarrollo y vivienda pública) cerca de 500 edificios están abandonados en el CHSS por este motivo. Las reubicaciones y las medidas restrictivas y en ocasiones represivas para proteger el patrimonio cultural y el orden urbano no son la solución según la CNV (Coordinadora Nacional de Vendedores).
En Quito, México y Bogotá se han llegado a soluciones exitosas pero en San Salvador sigue esa disputa por el espacio que hoy por hoy están ganando los vendedores. Es curioso el desarrollo que han ido adquiriendo estos puestos de venta hasta disponer de tejados de chapa de zinc paralelos a los soportales de los edificios e incluso con solado particular para cada puesto.
Hasta ahora parece que han primado los intereses particulares de las instituciones que hacían la propuesta, sin valorar la riqueza creativa de los vendedores, sin tener en cuenta que este problema es el resultado de una estructura económica y laboral excluyente y expulsora.
El comercio informal forma parte ya de la estructura urbana y ahora se necesita VOLUNTAD POLÍTICA Y CREATIVIDAD.
Y en esto último están un grupo de alumnos del Máster en Tecnología y Gestión de la Edificación de la Universidad de Cantabria, que he tenido el gusto de conocer la semana pasada.
Se trata de un proyecto que han bautizado como “CENTROS URBANOS CENTROAMERICANOS” en el que quieren establecer un protocolo de actuación y de mediación.
El grupo de trabajo está compuesto por dos Ingenieros Civiles de El Salvador y dos Arquitectos de Costa Rica y pretenden “acotar” y “definir” el ámbito en el que se desarrolla esta venta ambulante incontrolada. Para ello una de las medidas a adoptar es generar un nuevo espacio para la reubicación de los comerciantes informales a través de la construcción de unas estructuras en forma de “sombrillas” haciendo analogía a la vista típica de los “tiangues”.
Os pongo alguna foto del “conflicto” y del principio de lo que esperamos sea la solución.
A medida que avance el proyecto os mantendré informados.
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